Los juegos de video, considerados a menudo como causas de aislamiento de los jóvenes, pueden ayudar a adolescentes deprimidos y en Nueva Zelanda un juego creado por psiquiatras muestra un mundo imaginario donde un joven asume un papel positivo y salva al mundo de la desesperación.
El juego SPARX busca enseñar a los adolescentes a enfrentar la depresión, basándose en una terapia cognitivo-conductual (CBT).
Ver completo en: Milenio