A lo largo de seis meses aterradores, una mortífera bacteria inmune a la mayoría de los antibióticos se propagó en el principal hospital de investigaciones del país. Muy pronto cada semana un nuevo paciente contraía el germen.
Científicos en los Institutos Nacionales de Salud (NIH) aislaron a pacientes, limpiaron con cloro, incluso arrancaron tuberías – pero la bacteria persistió.
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