Los bebés de los dinosaurios no tenían la piel llena de escamas, sino que, al igual que muchas aves, se encontraban cubiertos de un suave plumón, informó hoy el paleontólogo alemán Oliver Rauhut, conservador de la Colección Estatal de Baviera.
«Debemos despedirnos de la imagen tradicional de los reptiles gigantes. Eran mucho más mullidos», dijo Rauhut, quien explicó que los reptiles no contaban con plumas para volar, sino para protegerse de las inclemencias y el frío.
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