Al interior del Salón de Congresos del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México, Justina intenta abrir una puerta. Primero extiende un brazo, pero no lo levanta lo suficiente para llegar al picaporte. Parece que alcanzará la puerta, pero finalmente baja el brazo y sus acompañantes se la llevan a un lado de la puerta. No es que esté ebria: Justina es un robot humanoide, diseñado y construido por alumnos y profesores en el Laboratorio de Bio-Robótica, de la Facultad de Ingeniería de la UNAM.
El intento de Justina por abrir la puerta es parte de las competencias del Torneo Mexicano de Robótica, realizado este fin de semana en las instalaciones mexiquenses del Tecnológico de Monterrey, donde equipos de todo el país buscaron que sus creaciones ganaran algún premio en media docena de categorías: desde robots limpiadores de basura en playas hasta robots bailarines. Justina participó en la categoría de Robots@Home, donde un robot humanoide intenta moverse en una casa e interactuar con humanos.
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