Los científicos ensayan con posibles terapias en personas que aún no presentan muchos síntomas del mal de Alzheimer, antes de que gran parte de su cerebro esté destruido, un cambio fundamental en la forma en que los especialistas suelen prevenir la devastación que causa la enfermedad.
El intento más ambicioso hasta la fecha es un estudio en el cual se dará seguimiento a un fármaco experimental para determinar si puede detener la enfermedad en personas que se ven saludables pero que tienen una predisposición genética a sufrir un tipo de Alzheimer del que ya hay antecedentes en su familia.
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