Los científicos han sabido desde hace tiempo que las personas muy nerviosas y las que están frecuentemente molestas, ansiosas o deprimidas tienen un riesgo más alto de tener un infarto cardiaco.
Ahora la Universidad de Harvard realizó una revisión sobre la otra cara de la moneda sobre esa teoría psicológica, y concluyó que el buen ánimo y el optimismo tienen la propiedad de ayudar a proteger contra los males cardiacos.
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