Entre los expertos nadie tiene duda. Tarde o temprano, la ciudad de México sufrirá un sismo igual o más devastador que el ocurrido en 1985.
Puede suceder mañana, en un año o quizás en medio siglo.
El gran problema, como bien lo mostró el sismo ocurrido en la región de Tohoku-Oki en Japón el 11 de marzo del 2011, es que no podemos hacer mucho para predecir cuándo y de qué magnitud será. Lo mejor que podemos hacer es prepararnos para lo inevitable, usando las diversas herramientas que nos da la ciencia para prevenir y mitigar el daño.
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