Para algunos ancianos sobrevivientes del terremoto y el tsunami que azotaron Japón en marzo, el afecto viene en la forma de una pequeña foca robótica llamada Paro.
A solo 27 kilómetros al sur de la averiada planta nuclear de Fukushima Daiichi, en una colina encima de la zona devastada por el tsunami, el hogar de ancianos Suisyoen está enclavado en medio de la triple crisis de Japón.