La inseguridad provocó que empresas constructoras hayan parado más de 20 obras públicas en proceso (en su mayoría carreteras y obras de protección) «porque la gente no quiere trabajar en esas condiciones», denunció José Eduardo Correa Abreu, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción (CMIC).
Demandó que las autoridades, sean federales o locales, protejan las obras. Al preguntarle si los empresarios del ramo están dispuestos a contratar seguridad privada respondió: «mejor ponemos nosotros las armas y las cananas, y salir a disparar a medio mundo para estar en igualdad de circunstancias» , cuando la obligación del Estado es garantizar la seguridad e integridad de todo ciudadano.
El dirigente empresarial dijo que la violencia que ha padecido el sector se concentra en los estados del norte del país como Chihuahua y Sinaloa, aunque comento que Guerrero se está convirtiendo en un foco rojo. Abundó que la construcción fue la única de todas las ramas productivas del país que no mostró signos de recuperación durante los primeros nueve meses del año pasado. Mientras el comercio y la industria manufacturera, por ejemplo, crecieron 15 y 11 por ciento, la construcción reportó una caída de 1.4 por ciento entre enero y septiembre de 2010, según los últimos datos oficiales disponibles.
Si bien Correa Abreu acotó que no es un sexenio perdido en tanto que ha fluido la inversión pública para obras, no fue «lo que hubiéramos querido y lo que se dijo que sería el sexenio de la infraestructura. Por desgracia, los números que ellos dan de que se ha invertido más que otros sexenios, han crecido pero por la inflación, no porque hayan hecho más obra o hayan invertido más, ahí los números son engañosos. Hemos avanzado, pero no es lo mismo que crecer».
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