En el siglo XXI se le ha dado especial importancia a la construcción de infraestructura ferroviaria a nivel mundial, como son los casos de Asia y Europa. En México, a partir de 1996 que se otorgaron las concesiones ferroviarias a las empresas privadas, se da un resurgimiento del ferrocarril en el país.
El Proyecto Ferroviario se va a desarrollar como una puerta entre las dos ciudades fronterizas y dará oportunidad para diseñar el desarrollo urbano de Brownsville y Matamoros, agilizando las operaciones comerciales. La instrumentación de este proyecto, que ha llevado más de nueve años, por tratarse de un proyecto binacional, tiene un alto grado de dificultad debido al proceso tan riguroso para obtener las autorizaciones mexicanas y estadunidenses correspondientes, que implica enfrentarse a dos maneras distintas de pensar y actuar, así como de estructuras públicas administrativas, procesos políticos y reglamentaciones diferentes.
Para poder llegar al punto de la licitación pública del Proyecto Ferroviario, fue necesario lograr acuerdos y empatar acciones en ambos lados de la frontera. Esto se consiguió gracias a la participación de todos los actores en ambos países, como son en los Estados Unidos de Norteamérica el Departamento de Estado y todas las dependencias federales involucradas en este tipo de proyectos, el estado de Texas, principalmente el Departamento de Transporte; el condado de Cameron y la ciudad de Brownsville.
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