Los cables, transformadores y metales que distribuyen la energía eléctrica por el Centro Histórico de la Ciudad de México no podrán ser reutilizados en la nueva infraestructura de la zona; las bóvedas callejeras deberán ser cerradas y las que están dentro de instalaciones públicas o privadas tendrán que ser regresadas.
Ricardo Gascón Plascencia, coordinador de mantenimiento y operación del Centro Histórico y de la red subterránea de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), explicó a MILENIO que la empresa tarda tres meses en darle la vuelta a la totalidad del circuito eléctrico y tienen que volver a empezar, es un trabajo continuo. Actualmente de los casi 28 mil clientes que hay en el centro, nueve están en media o alta tensión, entre otros la SEP y el Museo de la Ciudad, que pagan tarifas eléctricas OM o HM pero el resto de los negocios paga tarifa tres.
Eduardo Flores, supervisor de las obras de CFE, señaló que en los trabajos del Centro Histórico han encontrado cables de electricidad a menos de 10 centímetros por debajo de la banqueta, muchos de ellos energizados. Flores explicó que por la mala calidad de la red la posibilidad de que los transformadores revienten es muy grande, de ahí que en algunas zonas el mantenimiento sea continuo, pero sobre todo hay que tomar en cuenta que algunos de los aparatos son demasiado viejos y al poner nuevos con otras especificaciones hay problemas.
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