Un consorcio internacional de científicos alemanes (del Instituto Leibniz de estado sólido y de Investigación de Materiales de Dresden y la Universidad Técnica de Chemnitz) y japoneses (de la Universidad de Tokio y de la Universidad de Osaka en Japón) ha logrado crear un pequeño sensor magnético muy resistente y lo suficientemente flexible para funcionar como una segunda piel. Este dispositivo daría al ser humano un sexto sentido: el magnético.
Esta piel electrónica que funciona con un sistema magneto-sensorial que equipa al recipiente con la habilidad de captar campos magnéticos estáticos o dinámicos, se adapta incluso a la zona más flexible de la palma de la mano y con él podríamos detectar de forma “natural” campos magnéticos para la orientación y la navegación, tal y como sucede con las aves y los tiburones, por ejemplo.
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