Para las clases populares de la capital y para quienes intentamos dotarles de herramientas a fin de que enfrenten de mejor manera la precaria situación en la que se encuentran, es preocupante la tendencia de disminuir cada año el presupuesto a la vivienda de interés social. La densidad poblacional de la Ciudad y el área metropolitana es producto, en mayor medida, por factores socioeconómicos que han hecho de este territorio uno de los más habitados del mundo y, en consecuencia, necesitado de oferta de vivienda.
Estadísticas del Instituto de Vivienda estiman que, por factores de déficit, migración y desdoblamiento natural, el requerimiento de la Ciudad de México es de 3 7 mil casas al año. La crisis económica, la presencia de las empresas inmobiliarias con poder económico suficiente para reemplazar la inversión pública y la mermada capacidad de respuesta del INVI, han contribuido a estar por debajo de la meta de 200 mil acciones de vivienda para 2012. De 2007 a 2010, los números muestran que apenas sumamos 84 mil.
Por lo anterior es imperativo incrementar en 30 por ciento el presupuesto destinado a vivienda con respecto al del año pasado. Con esta alza se podría empezar la construcción de 6 mil casas y 18 mil mejoramientos, a fin de cumplir las 24 mil acciones de vivienda proyectadas para 2011.
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