El desarrollo y consumo de energía renovable, que representa la solucionad problema del calentamiento global, es una realidad en Japón, la potencia que aportará la mitad de los 30 mil millones de dólares ofrecidos por los países ricos para enfrentar en los próximos tres años el efecto de ese fenómeno, mientras reduce de aquí a 2050, sobre los niveles de 1990, 80 por ciento de sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Consciente de que el cambio climático es también una oportunidad para su avance tecnológico y económico, el gobierno del premier Naoto Kan regresó a la Dieta (Parlamento) el proyecto de Ley Básica en la materia, que no fue aprobado tras su presentación en marzo e incluye el comercio de emisiones para la industria y la posible creación de un impuesto por el calentamiento global en 2011, junto al impulso de nuevas empresas y de la eficiencia energética, según el “mapa del camino” trazado por el ministro de Medio Ambiente, Sakihito Ozawa.
Cabe destacar que la fuente atómica es desde 1973 prioritaria y que así se mantendrá, como en Francia y otras naciones europeas -Alemania aplazó su programa para cerrar reactores en 2020-, al aportar 34.5 por ciento de la electricidad en Japón, que todavía importa, en especial de Oriente Medio, 61 por ciento de su producción energética. En 2008 se abrieron ocho plantas (dos en Hokkaido, tres en Honshu y tres en Kyushu, Shikoku y Tanegashima) para sumar 53 en total, lo que representa el tercer lugar mundial. Para 2030 se habrán inaugurado otras 14.
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